Octubre. Primavera. Tormenta.
Ya faltan dos puchitos y se termina el 2009.
Y ya son 10 años de aquel mítico fin-de-año 1999, ante la llegada de un nuevo milenio. El miedo de lo que
no iba a venir, la emoción de una fecha más que lo único que cambia son los primeros números del calendario.
¿Qué hemos hecho en esta década? La década de la nada, de los ceros.
Aunque insisto, el tiempo para mi no "existe", consecuentemente el tipo de organización de los días, los años, las décadas, me parece que tiene una influencia superflua sobre los hechos. Más aún recordando que son dos-mil-diez años que nació alguien (nunca sabremos si vivió verdaderamente, ni mucho menos si nació en esa fecha) al quien rinde culto una religión que yo no profeso.
Retomando el tema, se acerca fin de año y la gente hace balances, mira con esperanza al futuro y siempre dice lo mismo:"Paz y prosperidad".
Analicemos... Bueno, la paz ya sabemos que no la tenemos. No sólo el acto de violencia física en sí, la propaganda invasiva, la violencia verbal, la violencia sonora, indica la falta de pa; los conflictos en medio oriente, en américa latina, en todo el mundo; el premio nobel de la paz a un presidente de un país que vende armas es la frutillita de la torta, la fruta abrillantada del pan dulce navideño.
Ahora veamos qué queremos decir cuando decimos Prosperidad. ¿Acaso prosperidad financiera, o éxito ecónomico? Es similar a la discusión "qué-es-la-felicidad". Yo a la "prosperidad" no la relaciono con cosas buenas. En nombre de la prosperidad del país nos han hundido en el peor fango neoliberal. En vez de augurar prosperidad en el futuro, por qué no hacemos al hoy, por qué no somos felices con el hoy, con lo que tenemos. Mañana se verá, y será lo que será, o lo que hagamos para que sea.
En fin... terminaremos estas fiestas cantando como Violencia Rivas...